
Cuando dicen que el hombre es animal de costumbre es verdad, comencé a viajar en el nuevo super sistema de transporte urbano “Transantiago” para ahorrar en bencina y tag (peajes automáticos que cobra la nueva concesionaria de Chile, lo explico porque hoy gratamente leí un mensaje que me escribió una niña de Colombia) y la verdad estoy sorprendidísima que por media hora menos de sueño por la mañana de $3000 pesos diarios de gasto en transporte, baje a $840…si es verdad que el sistema colapso para algunos y que es incomodísimo tener que trasladarse cada 2º min. de viaje a otro carro de metro o a otro bus, pero excepcionalmente para mi es bastante cómodo ya que me traslado de pleno centro de Santiago a la precordillera…es decir realizo un trayecto que no es tan masivo y de punta a punta, a si es que me subo y me bajo cuando el transporte esta vacío.
Por lo tanto, he vuelto a mis rutinas de cuando estaba en la universidad, leer en el metro o bus, escuchar música en mi pendrive, observar conductas humanas y estar expuesta a uno que otro degenerado que esquivar.
Es raro como uno se acostumbra al inmaculado metro cuadrado, el que estén todos apretando tu cuerpo y tu huelas nucas ajenas, en un comienzo me parecía una violación, recuerdo hace algunos años como todos tomábamos de la misma botella sin asco o nos prestábamos ropa, entre las amigas nos probábamos los aros al mismo tiempo y todo pertenecía a la comunidad hippie…
En fin, de que domino al Transantiago, lo domino, no me ganará, ahorrare dinero a como de lugar en este tiempo y aprovechare de leer y dormir…
Lo que si are…es comprar un gas de pimienta o uno de esos aparatos que dan descargas de electricidad, por si acaso, uno nunca sabe cuando entre las calles de la ciudad pueda salir alguien que quiera apropiarse de mis cosas...
La urbe da cabida a la poesía...pero nunca tanto...
Nos vemos en la micro....

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