Mirando por la ventana de mi dormitorio, abalconándome y observando hacia la ventana siguiente por donde se abalconan también mis dos perras, recordando el día en que las recogimos y decidimos cuidarlas, se me vino inexplicablemente un parangón entre ellas y el edificio monstruoso que nos quito todo el sol del atardecer que se ergio frente a nosotros.
Vi hace un par de días unos arquitectos que luchaban para mantener ciertas morfologías en Valparaíso y no perder la arquitectura, el patrimonio, la urbanidad que se genera y por cierto la identidad de vivir en una ciudad en tres dimensiones….uno de ellos decía “no puedo alimentar a mi perro mas de lo que debiera para que crezca y se convierta en caballo”…ja, puedo cambiar el alimento de la Almendrita y mi Tuki-tuki por uno Premium e importado pero jamás será perritas de “marca”…a si es la arquitectura, la vocación del lugar permite y contempla amablemente la constitución espacial, el resto, los edificios en altura, el hormigón armado, el enchape de ladrillo es forzoso…
Rafael Moneo en 1995 hablaba de Juan Borches en una revista CA, y contó que éste definía arquitectura como “el lenguaje de la inmovilidad subsantacial”…preciosa definición…habla en todo momento de lo mismo, de la inmovilidad “lugar, solar”…substancial “sustancia, materialidad”…el lugar cobijando entre sus piernas a la realización física más trascendental, la ciudad…. …uf…
Santiago crece y crece y es imposible su detención, vivimos en una hermosa casa antigua que por cierto nos da uno que otro problema pero que en esencia pertenece tanto a esta zona que nos regala grandes espacios para nuestra familia…no se porque luchamos para vivir en construcciones en serie o lo que es mas grave, en unos cubos puestos unos sobre otros automatizando nuestros sentidos…
Se me olvido por un momento esto que hablo!!!, en el fondo de mi corazón se me había olvidado!!!, soy arquitecta, y no quiero ser como los colegas que construyeron el edificio que hoy nos tapa el sol, quiero seguir viva, quiero sentir y hacer sentir a otros cuando habiten o caminen por las calles de esta u otra cuidad.
Invito aunque sea unpoquito, a querer a Santiago.
Vi hace un par de días unos arquitectos que luchaban para mantener ciertas morfologías en Valparaíso y no perder la arquitectura, el patrimonio, la urbanidad que se genera y por cierto la identidad de vivir en una ciudad en tres dimensiones….uno de ellos decía “no puedo alimentar a mi perro mas de lo que debiera para que crezca y se convierta en caballo”…ja, puedo cambiar el alimento de la Almendrita y mi Tuki-tuki por uno Premium e importado pero jamás será perritas de “marca”…a si es la arquitectura, la vocación del lugar permite y contempla amablemente la constitución espacial, el resto, los edificios en altura, el hormigón armado, el enchape de ladrillo es forzoso…
Rafael Moneo en 1995 hablaba de Juan Borches en una revista CA, y contó que éste definía arquitectura como “el lenguaje de la inmovilidad subsantacial”…preciosa definición…habla en todo momento de lo mismo, de la inmovilidad “lugar, solar”…substancial “sustancia, materialidad”…el lugar cobijando entre sus piernas a la realización física más trascendental, la ciudad…. …uf…
Santiago crece y crece y es imposible su detención, vivimos en una hermosa casa antigua que por cierto nos da uno que otro problema pero que en esencia pertenece tanto a esta zona que nos regala grandes espacios para nuestra familia…no se porque luchamos para vivir en construcciones en serie o lo que es mas grave, en unos cubos puestos unos sobre otros automatizando nuestros sentidos…
Se me olvido por un momento esto que hablo!!!, en el fondo de mi corazón se me había olvidado!!!, soy arquitecta, y no quiero ser como los colegas que construyeron el edificio que hoy nos tapa el sol, quiero seguir viva, quiero sentir y hacer sentir a otros cuando habiten o caminen por las calles de esta u otra cuidad.
Invito aunque sea unpoquito, a querer a Santiago.
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