Y llegamos a Mayo, comienza el cielo a ser gris, se oscurece mas temprano y nos dan ganas de comer sopaipillas…sacamos los abrigos, gorros y paraguas…chalecos y botas, manejamos con cuidado y los perritos de las calles hunden sus colas entre sus patas evidenciando frío, los sin casa a causa del terremoto comienzan a salir en las noticias con bebes durmiendo en carpas mojados enteros por las lluvias y así todo…la llegada del otoño no se deja esperar.
Entre el pasar de los días mi hija crece a raudales, sus nuevas palabras son “vamos”, “pan”, “liro” por libro, “coti”, “tati” por Katy, “el bebe”, y mil mas q se me van y sus dientes bellos crecen entre sus sonrisas.
El cuaderno en donde le escribo por el cambio de casa post terremoto aun no aparece a pesar de haber sido embalado, a si es que necesitaba dejar constatación de sus progresos, y de cuanta significancia tiene para mi su existencia.
Puedo sentirme devastada en la vida…y sé, que lo único que podría sanar las heridas de mi alma, es ver pasar todos los años el otoño en los ojos de mi hija Amanda.
Entre el pasar de los días mi hija crece a raudales, sus nuevas palabras son “vamos”, “pan”, “liro” por libro, “coti”, “tati” por Katy, “el bebe”, y mil mas q se me van y sus dientes bellos crecen entre sus sonrisas.
El cuaderno en donde le escribo por el cambio de casa post terremoto aun no aparece a pesar de haber sido embalado, a si es que necesitaba dejar constatación de sus progresos, y de cuanta significancia tiene para mi su existencia.
Puedo sentirme devastada en la vida…y sé, que lo único que podría sanar las heridas de mi alma, es ver pasar todos los años el otoño en los ojos de mi hija Amanda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario